• 33% de quienes cuentan con educación básica no ahorran nunca, mientras que 44% de quienes cuentan con un diplomado o maestría ahorran constantemente.
  • El hábito de ahorrar está más generalizado entre quienes son dueños de un negocio, ejecutivos o profesionistas independientes, que entre los estudiantes y trabajadores independientes.
  • 72% de quienes cursaron sólo la primaria, considera que el largo plazo es menor a 5 años vs. 49% de quienes tienen un posgrado.

Ciudad de México, 22 de diciembre de 2015.- A mayor nivel educativo, mejores hábitos de consumo de productos financieros, particularmente de aquellos vinculados con el ahorro, así como una percepción más clara respecto de que el largo plazo excede, como mínimo, los 5 años.

Al analizar los resultados del estudio realizado por el Centro de Opinión Pública de UVM, en alianza con UNIFIMEX y el Aspen Institute México, se observa claramente una diferencia en la percepción y hábitos de los mexicanos en torno al Sistema Financiero Mexicano, entre diferentes segmentos de población, particularmente entre quienes tienen diferentes niveles educativos, diferentes ocupaciones y diferentes edades. En contraparte, prácticamente no se registran diferencias estadísticamente significativas en la mayor parte de las variables evaluadas por sexo.

Este análisis confirma la necesidad de incrementar la educación y capacitación financiera en la población, a fin de facilitar el acceso de diferentes segmentos a la oferta de servicios con los que cuenta el sistema financiero

En lo que se refiere al ahorro particularmente, vemos que a mayor nivel educativo hay una mayor proclividad a ahorrar de forma constante que entre los niveles de educación más bajos. Entre quienes ahorran constantemente, 45% tiene una licenciatura, mientras que solamente 3% tiene primaria y 9% secundaria. Adicionalmente, vemos que quienes ahorran de forma constante tienden a tener puestos de mayor nivel en las organizaciones para las que trabajan o incluso son propietarios de sus empresas: 59% de los dueños de negocios y 40% de los ejecutivos tienden a ahorrar constantemente vs. aproximadamente 3 de cada 10 personas que tienen otro tipo de ocupaciones (empleados, trabajadores independientes, amas de casa o estudiantes).

Adicionalmente, a mayor nivel educativo los mexicanos utilizan más mecanismos formales para ahorrar. Quienes tienen un diplomado o maestría tienden a utilizar los bancos o cajas de ahorro institucionales como medios para ahorrar (80%), comparado con quienes tienen primaria, secundaria o preparatoria (52%, 52% y 47%).

Por otra parte, el estudio refleja claramente que la percepción de largo plazo es algo que se modifica sustancialmente conforme avanza la edad del entrevistado. 89% de quienes pertenecen a los grupos menores de 45 años de edad consideran que largo plazo va de 0 a 5 años, mientras que solo 7.5% de quienes pertenecen a este segmento creen que el largo plazo es mayor de 5 años. En contraparte 17% de quienes son mayores de 45 años considera que largo plazo es más de 10 años.

El largo plazo también es un concepto más claro entre quienes tienen un mayor nivel educativo. Entre quienes tienen primaria, solo 19% considera que largo plazo es más de 5 años. En contraparte, 37% de quienes tienen una licenciatura y 51% de quienes han cursado un diplomado o maestría considera que el largo plazo es mayor a 5 años.

Estas percepciones resultan de especial relevancia si se considera que una de las principales estrategias de las instituciones del sector es la de construir relaciones de largo plazo con sus clientes, lo que garantiza no solo la viabilidad de los negocios sino la posibilidad de ampliar el acceso al sector a otros segmentos de la población. De acuerdo con los ejecutivos entrevistados en la fase cualitativa del estudio, las relaciones de largo plazo con el cliente son fundamentales y dependen de la satisfacción del mismo. Se considera uno de los pilares de la bancarización de la población, pues es en el mediano y largo plazo que se podrá generar un historial de crédito entre quienes no lo tienen, a partir de la oferta de servicios que les permitan iniciar una relación con alguna institución (micro créditos, por ejemplo). En este sentido, la creación y desarrollo de nuevos productos es fundamental tanto para quienes no tienen hoy la posibilidad de formar parte del sistema como para que los clientes actuales amplíen su participación en el sector. La creación de soluciones globales será tanto el resultado de la búsqueda para establecer una relación a largo plazo con el cliente como el producto de la misma.

Metodología:

Fase cuantitativa: 877 encuestas en casa habitación con mexicanos de entre 18 y 65 años de edad en las ciudades de: Guadalajara, México, Mérida, Mexicali, Monterrey, Puebla, Querétaro, Texcoco, Toluca y Veracruz.

Fase cualitativa: 15 entrevistas a profundidad con expertos del sector financiero en México, líderes de instituciones financieras: bancos, casas de bolsa, casas de cambio, afianzadora, etc.

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