• Buscan sectores resolver el problema de la baja productividad frente a índices de países de la OCDE.
  • Recomiendan la integración formal de un enfoque colaborativo institucional de triple hélice entre Gobierno, IP e instituciones de educación.

México, D.F., 9 de noviembre de 2015.- El incremento en el número de técnicos superiores universitarios en México y su integración al mercado de trabajo, puede traducirse en un aumento de la productividad en sectores clave para el país, tales como Manufactura, Minería, Electricidad, Gas y Agua, Turismo, Construcción, Transporte y Comunicaciones, afirma el estudio La educación técnica superior universitaria como uno de los detonadores del crecimiento en México, realizado en conjunto por ProMéxico y la Universidad del Valle de México.

Francisco González Díaz, director de ProMéxico encabezó este lunes la presentación del estudio en instalaciones del Campus Sur de UVM, acompañado de una mesa de expertos integrada por el Rector Institucional de esta casa de estudios, Bernardo González-Aréchiga, el Presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani, la Directora del CIDAC, Verónica Baz y Carlos Mancera, especialista en educación.

El análisis explora la relación entre productividad y educación, específicamente en el nivel de técnico superior universitario.

Según las conclusiones reportadas, el impulso a la formación de profesionales egresados de programas para técnico superior universitario (TSU) también podría provocar un aumento de la cobertura en educación superior en los deciles de población de un ingreso más bajo;  ser una oportunidad para la generación del talento que necesita la industria manufacturera para realizar proyectos de gran magnitud y, representar una oferta de educación de calidad que fortalecería la reforma educativa.

Durante la presentación del estudio y el desarrollo de la mesa de análisis, se establecieron algunos indicadores que hacen urgente el apoyo a modelos educativos innovadores y viables, que no sólo tengan un impacto positivo en miles de futuros talentos para la industria, sino que también favorezcan el crecimiento de la economía mexicana.

Se trata de un entorno en el que México ostenta indicadores por debajo de los promedios de la OCDE. Uno de ellos es que nuestro país “registró el nivel más bajo de productividad laboral entre los países de la OCDE, 60 por ciento por debajo del promedio”, de acuerdo con estadísticas de productividad de dicha organización correspondientes a 2013 y citadas en el estudio. Otro aspecto es que el porcentaje de personas, de entre 25 y 64 años que tienen estudios superiores, sólo se llega a 19%, frente al promedio de 35% que tiene el resto de los países de la misma organización; esto último, según la publicación de OCDE Education at a Glance 2013, también referida en el estudio presentado por ProMéxico y UVM.

Para lograr el impulso a TSU, agrega el estudio, es indispensable la relación entre gobierno, industria e instituciones de educación superior. Concretamente, para la implementación de políticas públicas, se necesita “la formalización de un enfoque colaborativo institucional de triple hélice (Academia-IP-Gobierno) e intersecretarial que involucre a la STPS, SHCP, SE y SEP principalmente para impulsar la creación de un marco legal que permita la revalorización del TSU”.

Así, la ruta crítica establece, entre otras acciones, que los  gobiernos continúen estrechando vínculos con las principales industrias, empresas y dependencias del estado y encabecen la definición de un adecuado marco regulatorio para asegurar la calidad académica de este nivel formativo. La iniciativa privada tendría que considerar el nivel técnico como crítico para el desarrollo; determinar las competencias y habilidades requeridas para la elaboración de planes y programas académicos y ofrecer sus instalaciones para prácticas, entre otras tareas.

En tanto, a las instituciones de educación superior les correspondería colaborar con investigaciones y estudios que proyecten estimaciones con respecto a la evolución de las necesidades que las industrian presentan; definir perfiles de egresados en conjunto con la industria; diseñar y desarrollar programas basados en las necesidades de las industrias; lanzar y desarrollar nuevas carreras y ofrecer becas y apoyo a estudiantes, entre otros.

De este modo, y con la voluntad de estos tres actores como impulsores iniciales, podría abrirse en nuestro país una opción real para el propósito fundamental “de incrementar la pertinencia y la calidad de la educación que reciben los jóvenes; que la capacitación para el trabajo llegue a los grupos y sectores económicos en donde es más relevante y que las habilidades de los trabajadores, adquiridas por su formación o por la capacitación recibida, respondan a las necesidades del mercado laboral”.

El análisis presentado por ProMéxico y la UVM consistió en un estudio de gabinete que tomó una muestra de 37 países para determinar la relación entre la proporción de técnicos en la población económicamente activa  y sus indicadores de productividad; en entrevistas a profundidad a representantes de 9 empresas de los sectores automotriz y aeroespacial, y en la integración de casos de éxito como el de Chile y el del estado de Querétaro, en los que se muestra que la inclusión de egresados de TSU en el proceso productivo ha sido clave para lograr impactos trascendentales en beneficio de la sociedad.

Pueden descargar el estudio completo, haciendo clic en la siguiente liga: La educación técnica superior universitaria como uno de los detonadores del crecimiento en México

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