• A través de un comentario publicado en la revista británica The Lancet, advierte sobre los riesgos que entrañan las partículas suspendidas en el aire, producto de la combustión.
  • Es muy relevante la educación e información a la población en este sentido, afirma.
  • Con apoyo de Conacyt, la UVM realiza una investigación interdisciplinaria para detectar factores de riesgo en la salud en poblaciones abiertas de jóvenes de la Ciudad de México.

Ciudad de México, 18 de enero de 2017.- Un significativo número de investigaciones y referencias que asocian a las enfermedades neurodegenerativas con la exposición a contaminantes, particularmente a aquellos producidos por la combustión, han surgido en los últimos 3 años por lo que no hay duda epidemiológica respecto a este hecho, advirtió la Doctora Lilian Calderón Garcidueñas, Investigadora de la Universidad del Valle de México y de la Universidad de Montana.

Al abundar en el contenido de su Comentario Living close to heavy traffic roads, air pollution, and dementia publicado el pasado 4 de enero en la revista británica The Lancet –en relación a un estudio de científicos canadienses encabezados por el Dr. Hong Chen, en el que se establece que la incidencia de demencia aumenta en individuos que han vivido cerca de áreas con gran tráfico vehicular-, la doctora Calderón hace referencia a distintas investigaciones publicadas por ella con la UVM y la Universidad de Montana, que también aportan información sobre los daños de la contaminación.

“Lancet me pidió que escribiera un comentario al respecto, y yo creo que es muy importante para el público en México y en todo el mundo, saber que existe un número muy significativo de referencias en los últimos 2 o 3 años en donde se establece la asociación entre estas enfermedades y la exposición a contaminantes, sobre todo aquellos que tienen relación con productos de la combustión; voy a ser específica, las partículas suspendidas finas, aquellas que son menores a 2.5 micrones y también a productos fotoquímicos como el ozono”, afirmó.

La doctora Calderón, quien desde hace más de 14 años ha realizado estudios sobre contaminación ambiental en conjunto con la Universidad de Montana y ahora con la Universidad del Valle de México, indicó que estos resultados se suman a otros artículos publicados por UVM en los que también se establecen afectaciones al cerebro relacionadas con la contaminación.

En una de sus recientes investigaciones, la Doctora en Toxicología y Doctora también en Patología Ambiental por la Universidad de Carolina del Norte, detectó la presencia de nano partículas compuestas por grandes cantidades de hierro en áreas cerebrales (coincidentes en su morfología con las nano partículas producto de la combustión), que están presentes en células cerebrales del área prefrontal. En el artículo publicado en PNAS Early Edition (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America), refiere que las partículas de magnetita son productoras de grandes cantidades de radicales libres de oxigeno, proceso que causalmente está vinculado a las enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.

En la revista Enviromental Research, publicó el año pasado el estudio sobre los efectos de la contaminación en la substancia blanca prefrontal del cerebro, en población joven de la ciudad de México y su posible impacto a nivel neurovascular y en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Los resultados arrojan que, en comparación con los niños que viven con aire limpio, los de la Ciudad de México exhiben inflamación sistémica, cerebral e intratecal, déficits de memoria de atención y corto plazo, y otras condiciones que indican que esta parte del cerebro es blanco de la contaminación. La inflamación cerebral se asocia a deficiencias cognitivas como la memoria reciente y el desarrollo de marcadores histopatológicos de la enfermedad de Alzheimer.

Lilian Calderón, mencionó que estudios publicados por su laboratorio también refieren hallazgos que relacionan la contaminación con daños al sistema cardiovascular, esto es que la exposición cercana y/u ocupacional, podrían elevar los riesgos de desarrollar isquemia al miocardio, infartos, presión arterial alta e infartos cerebrales.

Consideró que el problema de la contaminación presente en las grandes urbes es muy complejo y que con toda la información disponible, corresponde a los médicos advertir que es necesario disminuir las concentraciones a las que la población se está exponiendo.

“Necesitamos decirle a la población cuando las partículas suspendidas están en concentraciones que causan problemas a la salud, y la población debe estar consciente de que eso es un problema grave en urbes como la Ciudad de México.  Lo es en Madrid y lo es en Londres, en Shangay y lo es en muchas ciudades, así que es una problemática que vivimos todos los días y creo que la educación de nuestras poblaciones es extremadamente importante”, afirmó.

La Dra. Calderón, añadió que en una metrópoli como la Ciudad de México y como otras grandes urbes en el mundo, es muy difícil disociar los efectos de los diferentes contaminantes y determinar si los efectos en cierto órgano son exclusivamente provocados por una y otra partícula contaminante. También indicó que existen otros factores como nutrición, peso, talla, índice de masa corporal y género que tienen que ser tomados en cuenta en la ecuación de factores de riesgo. El género es muy importante ya que se ha encontrado que las niñas son más afectadas que los niños.

“Por eso la Universidad del Valle de México está muy interesada en hacer estudios multidisciplinarios donde nuestros docentes y académicos intervienen, es decir, nuestros equipos de trabajo tienen médicos, nutriólogos, psicólogos, fisioterapistas, enfermeras, etc., todos entrenados para ayudar a estos individuos”.

“La UVM está enfocada en estudiar cuáles son los factores de riesgo en individuos jóvenes, viviendo en áreas como la Ciudad de México versus ciudades con aire limpio”, dijo, y precisó que este estudio longitudinal en proceso, se lleva a cabo con apoyo del Conacyt.

Ante la información obtenida a lo largo de años de investigación, indicó que para mitigar en alguna medida la exposición a contaminantes, los médicos recomiendan cerrar las ventanas que dan a las zonas más transitadas, de ser posible utilizar limpiadores de ambiente y evitar hacer ejercicio al aire libre en las horas de mayor concentración de partículas suspendidas en el aire. Como acciones preventivas respecto a la actividad cognitiva de los niños, se recomienda respetar las horas de sueño indicadas para los niños (8 a 10 horas) y tener una dieta balanceada, entre otras medidas.

 

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