El bajo nivel socioeconómico, las enfermedades asociadas al embarazo, la desnutrición, hipertensión arterial, los accidentes traumáticos, así como las enfermedades infecciosas al nacer, son los principales factores que condicionan el retraso psicomotor en recién nacidos, informó el Dr. Edgar García Rojas, investigador de la Universidad del Valle de México, Campus Villahermosa.

El Dr. Edgar García quien lideró la investigación Factores de riesgo sociodemográficos y maternos asociados al retraso psicomotor en lactantes menores de dos años en Tabasco, explicó que el estudio fue realizado por los estudiantes Estefany Ramírez Pérez, Alexis Neme García y Julio César de la Cruz González, de la Licenciatura en Fisioterapia en UVM Campus Villahermosa. 

El objetivo fue determinar los factores sociodemográficos y maternos, asociados a la presentación de retraso psicomotor en menores de dos años; fueron evaluados setenta lactantes de entre dos meses y dos años de edad con retraso psicomotor y setenta pacientes pediátricos clínicamente sanos sin la afección en estudio. La mayoría de los participantes son de Villahermosa, Nacajuca, Tabasco, así como del estado de Chiapas.

El Dr. García recordó que el adecuado desarrollo psicomotor durante los primeros años de vida impacta significativamente en el crecimiento de cada infante, por lo que la detección oportuna de los factores de riesgo que inciden en este desarrollo, así como el seguimiento en la rehabilitación en lactantes, es de vital importancia.

Señaló que la alimentación y cuidados prenatales son indispensables durante los nueve meses; cada mes tiene un desarrollo importante en las células, huesos y órganos del feto. En las primeras cuatro semanas, por ejemplo, se construye la arquitectura del organismo del bebé, por lo que es evidente que la condición metabólica y nutricional de la madre impacta a diversos aparatos y sistemas, así como a procesos vitales, dijo.

El Dr. García indicó que el desarrollo psicomotor de niños de nueve meses consiste en tener fuerza en piernas, brazos y manos, que controlen sus movimientos, hagan gestos; a esta edad los bebés ya deben de sostener la cabeza, apretar las manos, balbucear; comienzan a juntar el dedo pulgar al indicador para asir objetos, también deben empezar a gatear para desplazarse de un lado a otro, por ejemplo. Mientras que, un niño de dos años, ya debe tener la habilidad de correr, saltar, bailar, empieza a pronunciar a mamá, papá, ma, pa.

Señaló que el estudio puso en manifiesto que el estrato social bajo tiene una relación significativa con el retraso psicomotor, ya que se observó que los ingresos del hogar, así como el nivel educativo del jefe de hogar, tienen un impacto probabilístico significativo en la presentación del retraso psicomotor.

Por otro lado, el Dr. García explicó que una historia familiar donde se registra retraso psicomotor muestra un riesgo diez veces mayor de presentar retraso psicomotor en el infante. Las madres que registraron una enfermedad durante el embarazo tenían un riesgo tres veces mayor de presentar esta afección en comparación con las que estaban clínicamente sanas, y los antecedentes de un accidente traumático mostraron cinco veces mayor probabilidad de esta consecuencia.

Además, se encontraron similitudes en resultados con factores maternos tales como antecedentes de enfermedades infecciosas contagiosas, así como enfermedades durante el embarazo, con respecto a las presentaciones de lactantes con trastornos del desarrollo psicomotor.

Ante estas circunstancias, el Dr. Edgar García señaló que es preciso que las mujeres embarazadas tengan un control prenatal, el seguimiento médico antes, durante y después del embarazo, así como mantener un sistema de alimentación adecuado que integre los nutrientes indispensables con proteínas, vitaminas, hierro y calcio, por mencionar algunos, además es indispensable la suplementación como el ácido fólico.

Señaló que es esencial dar seguimiento médico sobre la salud y alimentación del bebé, así mismo supervisar los indicadores del desarrollo psicomotor y en caso de identificar un posible retraso en su desarrollo, acudir con el pediatra y/o con un especialista en fisioterapia para el seguimiento de rehabilitación temprano.

A decir del Dr. García es posible disminuir los problemas de retraso muscular con ejercicios y estimulación por especialistas en fisioterapia, sin embargo, sobre la afectación cognitiva se tendría que revisar la causa de la afectación. 

También se debe abordar la audición y el lenguaje, junto con la rehabilitación para la corrección temprana del habla, la movilidad y la fuerza, así como el apoyo familiar durante el proceso.

Finalmente, los autores señalan que el embarazo debe ser evaluado por un equipo multifactorial de salud, que incluya desde el médico, nutriólogo, fisioterapeuta, enfermería, e inclusive psicología, desde antes de la concepción para que él bebe crezca adecuadamente.

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