- Los residentes de la CDMX están sujetos a altos niveles de estrés y más del 50% de la población manifiesta Trastorno de estrés postraumático.
- Los residentes de la CDMX con Trastorno de estrés postraumático tienen un riesgo alto de tener un trastorno del sueño en fase MOR (movimientos oculares rápidos).
- En todo el país, los trastornos de estrés postraumático y los del sueño son más comunes en mujeres.
Tras realizar un estudio en adultos jóvenes con edades promedio de 29.3 ± 10.3 años en 101 ciudades de México, se observó que la población estudiada manifiesta sintomatología compatible con el Trastorno de Estrés Postraumático en más del 50% de los casos y en un 22.6% también existe un trastorno específico del sueño, el Trastorno de la conducta del sueño en fase MOR (movimientos oculares rápidos), informó la Dra. Lilian Calderón Garcidueñas, investigadora de la Universidad del Valle de México y la Universidad de Montana.
La Dra. Lilian Calderón dijo que el estudio titulado Tronco cerebral cuádruple aberrante hiperfosforilado Tau, beta-amiloide, alfa-sinucleína y TDP-43, estrés y trastornos del comportamiento del sueñopublicado recientemente en la revista científica International Journal of Environmental Research and Public Health, se centró en el vínculo entre el Trastorno de Estrés Postraumático y el trastorno MOR de la conducta del sueño, debido a la evidencia en la literatura de un aumento significativo en el riesgo de neurodegeneración en pacientes con Trastorno de Estrés Postraumático y trastornos del sueño MOR.
Explicó que ambos trastornos se exploraron mediante la aplicación de instrumentos bien conocidos, como son el Impacto de la escala de eventos revisada (IES-R por sus siglas en inglés) y el RBD Single-Question, que usa una pregunta específica para obtener un diagnóstico probable de un trastorno de conducta durante el sueño desincronizado en el que el individuo representa físicamente sueños vívidos, muchas veces desagradables, con sonidos vocales y movimientos de brazos y piernas repentinos y a menudo violentos.
Para realizar el estudio, que contó con la colaboración del Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México, se aplicó una encuesta en línea a 4,502 adultos urbanos de edades entre 18 y 45 años, en donde se midieron los síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático usando la Escala de Impacto de Eventos y la respuesta de Sí o No a la pregunta del Trastorno de Conducta del Sueño de movimientos oculares rápidos.
La investigadora agregó que un antecedente importante de esta investigación es la evidencia documentada en la ultima década de las patologías neurodegenerativas y cardiovasculares que afectan a los habitantes de la CDMX desde la infancia, como resultado de la exposición de nanopartículas magnéticas ricas en metales producto de la combustión de gasolinas y diesel y las procedentes de los desechos electrónicos, ubicuas, aerotransportadas e inhaladas y deglutidas por todos los residentes de la CDMX y que se transportan al cerebro y al corazón de la población.
El artículo de la Dra. Calderón Garcidueñas describe que las concentraciones de nanopartículas adquieren gran importancia cuando se considera el papel del tronco encefálico y el cerebelo en las emociones, el comportamiento afectivo, el sistema autonómico, los ciclos de sueño y vigilia, postura, marcha e inervaciones colinérgicas, de las cuales dependen funciones extraordinariamente importantes incluidos ciclos del sueño adecuados.
El estudio puso en evidencia que más del 50% de los participantes tuvieron puntajes en la Escala de Impacto de Eventos, compatibles con un probable Trastorno de Estrés Postraumático. Por otro lado, y de manera sorprendente, se identificó el Trastorno del comportamiento del sueño con movimientos oculares rápidos en 22.6% de los participantes de todo el país, cuando se analizaron solamente a los residentes de la CDMX que dieron puntajes de estrés post-traumático, el porcentaje de trastorno del sueño en fase MOR subió al 32.7%.
La investigadora Lilián Calderón destacó la gravedad del estrés moderado a grave que está afectando más del 50% de la población, pero especialmente a las mujeres. Este dato es muy relevante, porque se sabe que la violencia familiar y los casos de feminicidio en México se han incrementado significativamente y que las mujeres están a merced del abusador y no existe apoyo ni protección alguna, como autores citados en el artículo, han mencionado previamente (Robles-Garcia et al., 2020).
Dado que la asociación entre el Trastorno de Estrés Postraumático y el Trastorno de Conducta del Sueño de movimientos oculares rápidos ha sido mencionada en la literatura médica como factores de riesgo, por un lado para demencia y por otro como síntomas asociados a enfermedades como Alzheimer y Parkinson, la presencia de ambas en poblaciones jóvenes con alta exposición a contaminantes podría fortalecer la posibilidad de una conexión con proteínas cerebrales mal plegadas en poblaciones urbanas jóvenes, dijo.
Calderón Garcidueñas indicó que uno de los motivos de gran preocupación es que las mujeres de esta muestra se vean particularmente afectadas por el Trastorno de Estrés Postraumático y el Trastorno de Conducta del Sueño de movimientos oculares rápidos. Es fundamental que estas mujeres sean identificadas, diagnosticadas y tratadas, principalmente debido a su mayor riesgo de morbilidad psiquiátrica y al hecho de que las mujeres mexicanas urbanas tienen un riesgo muy alto de violencia colectiva y doméstica.
La investigadora advirtió que comprender los factores que contribuyen a la cascada patógena superpuesta neurodegenerativa, y el estudio de poblaciones jóvenes en riesgo de neurodegeneración permitirá la prevención, la detección más temprana y el descubrimiento de estrategias específicas para detener el desarrollo y la progresión de enfermedades neurodegenerativas.
La Dra. Lilian Calderón Garcidueñas señaló que el estudio debe de ser confirmado con estudios de sueño especializados, es decir polisomnografía realizada en hospitales que cuentan con médicos especializados en sueño y un equipo multidisciplinario que pueda estudiar a los pacientes integralmente. Dado que el componente de estrés psicológico es de suma importancia, los estudios confirmatorios también requieren de psiquiatras que definan la gravedad del estrés y den los tratamientos adecuados.
Calderón Garcidueñas afirmo que debe de ser una prioridad de investigación conocer la interacción entre la neurodegeneración, los trastornos del sueño y el trastorno de estrés postraumático en las primeras cuatro décadas de la vida, ya que la identificación de individuos en las primeras etapas de la enfermedad arrojará luz sobre las vías moleculares que podrían ser objeto de intervenciones destinadas a evitar la neurodegeneración, disminuir el estrés y, en última instancia, desarrollar tratamientos tempranos modificadores de demencias y trastornos motores degenerativos tales como Alzheimer y Parkinson.
No es ninguna sorpresa que el estrés y los trastornos relacionados con el sueño se asocien a las patologías neurodegenerativas que tienen como origen la exposición crónica a concentraciones de contaminantes atmosféricos, incluyendo partículas suspendidas finas (PM2.5) por arriba de las normas (12 μg/m3 anual). Para los residentes de la Ciudad de México, esas normas se rebasan todos los días, particularmente afectando los residentes de la zona norte, los que usan transportes como el metro que tienen exposiciones altísimas de metales (Mugica-Álvarez et al., 2012) y aquellos que por sus ocupaciones están en contacto con el medio ambiente contaminado (taxistas, vendedores ambulantes).
La Dra. Calderón comento de la importancia de disminuir los niveles de PM2.5 por debajo de las normas actuales y de tener una estructura eficiente de salud con los especialistas que permita dar tratamiento a pacientes con estrés y trastornos de sueño. Finalmente, las mujeres jóvenes son las mas afectadas por el estrés en la etapa mas productiva de su vida, lo que tiene necesariamente graves repercusiones en el ámbito académico, laboral, médico y económico.
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