De acuerdo con el estudio Incidencia de exposición a la violencia en la comunidad en estudiantes adolescentes de la Ciudad de México, 96.6%, de los jóvenes dijeron haber estado expuestos a un evento violento, ya sea de manera directa o indirecta, dio a conocer el autor de la investigación, el Psicólogo Hugo Gómez, académico de la Licenciatura en Psicología de la Universidad del Valle de México.
Ante los resultados de esta investigación, que reflejan los efectos del incremento de inseguridad y la violencia criminal en México, es necesario establecer acciones preventivas enfocadas a procurar la salud mental de los adolescentes, evitando que esa violencia les haga perder el sentimiento de seguridad y que experimenten síntomas de estrés postraumático.
En la investigación fueron evaluados 573 estudiantes de secundaria y preparatoria de entre 13 y 19 años de edad de la Ciudad de México. Se empleó un instrumento con preguntas sobre la exposición del sujeto a eventos de violencia en la comunidad -alrededores de domicilio y escuela-, que clasifica las experiencias en tres dimensiones: víctima directa, testigo y percepción de inseguridad.
El Dr. Gómez señaló que en México los jóvenes representan 30% de la población y son quienes pronto se convertirán en tomadores de decisiones en nuestro país; de ahí la relevancia de tener un acercamiento a esta población para establecer medidas de prevención al problema de violencia y los efectos que este ocasiona.
Asimismo, recordó que, de acuerdo con un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud, por cada víctima de violencia que tiene una secuela física, hay otras 40 personas que sufren alguna secuela que afecta su salud mental y que muchas de ellas son incapacitantes para desempeñar actividades laborales y académicas, así como para sus actividades cotidianas.
El docente detalló que de acuerdo a su estudio, los adolescentes hombres reportaron más incidentes de violencia física, mientras que las mujeres, situaciones de violencia sexual y percepción de violencia.
Los participantes de bachillerato manifestaron principalmente violencia por asalto, por lo que la inseguridad les hace evitar salir a divertirse. Respecto a la percepción de la inseguridad, opinan que su colonia es insegura.
En tanto, los alumnos de secundaria reportan violencia por peleas callejeras, insultos, ver a personas consumiendo drogas o presenciar un asalto a otra persona. En este caso, la exposición directa a eventos de violencia es menor que en los jóvenes de bachillerato, debido posiblemente al contexto de su edad, es decir, a diferencia de los mayores, los estudiantes de secundaria aún son acompañados por sus padres a la escuela y esta suele estar más cerca de sus viviendas. En el caso de los estudiantes de bachillerato, generalmente asisten a una escuela más alejada de su domicilio por lo que muchos utilizan transporte público, dijo.
El Académico de UVM agregó que después de un evento traumático -en el caso específico de estar expuesto a un asalto o ser víctima de un secuestro- puede ser causa del síndrome de estrés postraumático, el cual puede ser diagnosticado seis meses después de vivir el evento.
Los síntomas son principalmente miedo, ansiedad, depresión y secuelas que tienen que ver con las características del evento al que estuvo expuesto. Por ejemplo, si la víctima sufrió robo en transporte público, puede mostrar temor al abordar nuevamente un colectivo o a salir de su casa.
Detalló que la investigación tuvo por objeto diseñar estrategias preventivas para enfrentar el fenómeno, así como fortalecer algunas áreas relevantes del desarrollo del adolescente, tales como afrontamiento adaptativo, es decir enfrentar el problema y buscar una solución; para ello, es imprescindible que en la familia se establezcan lazos afectivos y efectivos.
Ante estas condiciones, el especialista recomendó que los padres de familia se enfoquen en una crianza positiva, que consiste en interacción con los hijos, inculcar valores, mantener una comunicación abierta, clara y propositiva, así como tener y mantener su confianza. “Lo que soy como niño es el reflejo de lo que veo en casa, pero también de lo que veo en mi entorno”, explicó.
Además, advirtió que mientras más situaciones de violencia vive una persona -esta puede generarse en la casa o en la escuela- más posibilidades tiene de ser victimario. “La violencia siempre escala, si no hacemos algo por detenerla, siempre va a aumentar, lo cual es una realidad que hemos visto en los últimos años”, dijo.
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