Al investigar los efectos medicinales de la planta Trixis angustifolia, comúnmente conocida como “Hierba del aire”, empleada desde tiempos ancestrales por las comunidades, estudiantes de UVM comprobaron que tiene efectos reales ante agentes oxidantes y efecto citoprotector. El siguiente paso es determinar el vehículo adecuado para colocar la dosis en un comprimido o tableta.
Los estudiantes Lilian Alejandra Pérez Pérez y Alfonso Valdivieso Guevara, de la Licenciatura en Químico Farmacéutico Biotecnólogo de la Universidad el Valle de México Campus Lomas Verdes, explicaron que la investigación se llevó a cabo en colaboración con investigadores del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), con la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, y bajo la tutoría del D. en C. Octavio Gamaliel Aztatzi Aguilar y D. en C. Anuar Salazar Gómez académicos de UVM.
Explicaron que encontraron la dosis adecuada que protege a las células de antígenos o de algún otro agente que pueda dañar a la célula. El efecto citoprotector de la planta contribuye a disminuir el estrés oxidativo que puede desencadenar en un cáncer en caso de elevar estos niveles de oxidación en las células.
Lilian Pérez, explicó que en México se han empleado las plantas medicinales desde tiempos ancestrales, sin embargo, es necesario aportar estudios científicos de estas plantas para comprobar la eficacia, seguridad de su uso y efecto terapéutico, ya que el consumo desmedido podría provocar intoxicación o efectos secundarios.
Por lo tanto, el objetivo principal de la investigación titulada Estudio del efecto del extracto orgánico de Trixis angustifolia D.C. sobre la línea celular THP-1, fue determinar la dosis efectiva y si el uso que se le da tradicionalmente puede considerarse como terapéutico, si se trata de un placebo – una sustancia farmacológicamente inerte capaz de provocar un efecto positivo a ciertos individuos enfermos, si estos no saben que están recibiendo una sustancia inerte – y si no era tóxica.
Respecto a su eficacia, la investigación propone establecer qué parte de la planta -flor, raíz o el tallo- se debe utilizar para efecto terapéutico, ya que como se sabe, todas las plantas generan metabolitos secundarios que pueden ser tóxicos y, por lo tanto, cada parte de la planta puede generar distintos metabolitos.
El estudiante Alfonso Valdivieso, señaló que para realizar las pruebas utilizaron la línea celular THP1, la cual es una línea derivada de leucemia. “Se propuso utilizar esta línea celular ya que estas células son monocitos que actúan en la respuesta inflamatoria, en los seres vivos”.
Detalló que se realizaron diversas pruebas, entre ellas cinéticas y enzimáticas, para comprobar en qué sistemas actúa el extracto, además de trabajar en diferentes ensayos, tales como gamma-glutamiltransferasa, catalasa y arginasa, así como pruebas de citotoxicidad, estimulación con peróxido de hidrógeno para comprobar si este generaba estrés en las células, esto se evaluó exponiendo a las células con y sin estimulación. Los estudiantes informaron que las pruebas demostraron que el extracto logró proteger a las células de esta especie reactiva para que no se generara ese estrés oxidativo.
Los estudiantes agregaron que además realizaron una comparación entre un grupo control de las células sin extracto, un segundo grupo control que serían las células para determinar el efecto que tendría el solvente dimetilsulfóxido (DMSO) con las células y comparado con ocho concentraciones. La dosis que utilizaron es de diez microgramos a doscientos microgramos del extracto en 250 mil células.
“Al observar una actividad antioxidante o protectora del extracto de una célula nos da indicios de que podría funcionar de la misma manera en un organismo un poco más complejo y así como comprobamos su efectividad en nuestros estudios, vamos a hacer una comparación con la manera en que la gente lo utiliza que es en un extracto acuoso”, dijo Alfonso Valdivieso.
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