La mayoría de los habitantes de la Megalópolis olvidan a menudo que las exposiciones a tóxicos respirables son sumativas y que se llevan a cabo en el hogar, en el transcurso desplazamiento diario del hogar al trabajo, en el trabajo y de regreso a casa. La exposición a contaminantes en al interior de las casas es muy importante y tan grave como las exposiciones al medio ambiente, expuso la Doctora Lilian Calderón Garcidueñas, especialista en neuropatología y neurotoxicología e Investigadora de la Universidad del Valle de México y de la Universidad de Montana.
Diversas investigaciones que la Dra. Calderón ha realizado desde hace 16 años refieren hallazgos que indican que la contaminación tiene efectos en la substancia blanca prefrontal del cerebro y posible impacto a nivel neurovascular, en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, se ha relacionado con daños al sistema cardiovascular. La exposición cercana y/u ocupacional, podría elevar los riesgos de desarrollar isquemia al miocardio, infartos, presión arterial alta e infartos cerebrales.
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, la Dra. Lilian Calderón explicó que en el área Metropolitana de la Ciudad de Mexico, los habitantes están conscientes de los niveles de contaminantes cotidianos, tanto, que hoy se proponen una serie de 14 medidas para ser adoptadas de manera urgente con el fin de reducir estos niveles de contaminación. Las acciones incluyen la reducción de emisiones en la distribución y uso del gas LP, así como la movilidad sustentable y fomentar la movilidad en el transporte público.
Sin embargo, vale la pena poner atención a lo que sucede dentro de casa. La Dra. Calderón Garcidueñas explicó que el promedio de los habitantes de las grandes ciudades se pasa el 93% de su vida dentro de su casa, oficina, escuela, fábrica, etc., 6% en automóviles y solo el 7% afuera, en contacto con el medio ambiente, de acuerdo con la Environmental Protection Agency (EPA). Los datos podrían ser un tanto diferentes en el habitante regular de la CDMX, que pasa en promedio 2.5 horas cada día viajando de la casa al trabajo.
Respecto a la contaminación que se genera desde el hogar, refirió que cocinar resulta en una producción alta de partículas finas (PM), monóxido de carbono (CO), orgánicos oxigendos y clorinados, radicales libres de oxígeno, por lo que es importante tener un buen extractor en la cocina, capaz de absorber los millones de partículas finas que se producen cuando freímos ese sabroso pescado y, “qué decir de la carne asada”.
Advirtió que no se debe encender incienso (particularmente si se esta embarazada), ya que de acuerdo con un estudio del 2018 de He JR y colegas, (Associations between maternal exposure to inciese burning and blood pressure during pregnancy) las mujeres en estado de gestación, particularmente en el último trimestre, que acostumbraban oler incienso, tuvieron mayor riesgo de hipertensión antes de dar a luz. Estas asociaciones fueron particularmente prominentes en mujeres que no fumaban y estaban expuestas a tabaco de segunda o tercera mano.
La investigadora también recomendó evitar tener humedades en casa que produzcan hongos y esporas, evitar pisos que emiten formaldehido (pisos de madera), una substancia carcinogénica que forma parte de los tóxicos que se encuentran en las casas.
El cigarro, como se sabe, es bastante nocivo, y la Dra. Calderón insistió en que no se debe fumar (ningún tipo de cigarrillo) ya que es una forma de trasladar millones de partículas tóxicas directamente al cerebro, con todos los efectos negativos, incluidos un alto riesgo de demencia.
En la Megalópolis, en donde es común que los hogares se encuentren a 300 metros o menos de una avenida con alto tráfico vehicular, de ser posible, es importante utilizar limpiadores de ambiente. “Como se sabe, la exposición alta a contaminantes aumenta el riesgo para desarrollar Alzheimer; se incrementa de manera importante si vive cerca de una calle transitada”, dijo.
Por otro lado, sobre el traslado diario de los citadinos, la especialista recordó que los usuarios del Metro estan expuestos a metales altamente tóxicos y carcinogénicos, resultantes de la fricción y el desgaste ferroviario y a los hidrocarburos aromáticos policíclicos.
Agregó que quienes acostumbran viajar en autobuses y minibuses tienen altas exposiciones a partículas finas de menos de 2.5um PM2.5, las mismas que nos llevaron a niveles graves de contaminación hace unas cuantas semanas, en mayo de 2019.
Los minibuses se asocian a altas concentraciones de monóxido de carbono CO y benceno. Una vez que bajamos del tranporte después de 2 horas de estrés e inhalación de tóxicos, inhalamos las partículas de carbón de los anafres que calientan los tamales y el atole y nos vamos a nuestros hogares, recordó.
Explicó que estos datos son relevantes ya que las exposiciones varían de acuerdo al tipo de medio de transporte que emplean las personas, ya sea transporte público, microbús versus Metro, auto particular o bicicleta.
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