- Los grupos organizados que roban la gasolina emplean alta tecnología y corren menos riesgos.
- Los ductos más atacados son los de distribución que llevan producto terminado, explica especialista de UVM
Ciudad de México, 20 de enero de 2019.- La ordeña de ductos desorganizada y rudimentaria, aquella que realizan comunidades “a pico y pala” sin ninguna protección, es la más peligrosa de todas y tal como se ha visto con la tragedia en Hidalgo, puede inesperadamente derivar en una fuerte explosión tan solo con una flama, advirtió el Director Nacional de Energía e Ingeniería Civil de la Universidad del Valle de México, Gerardo de Alba Mora.
“Por supuesto es peligroso, muy peligroso; los hidrocarburos son inflamables, hay que tener conciencia de ello. Corren mucho, mucho peligro, las personas que, de manera normalmente desorganizada, de manera inapropiada y sin medidas de precaución, hacen los orificios en los ductos, y estoy hablando sobre todo de aquellas comunidades, aquellas personas que las mandan de avanzada a que hagan ese trabajo a que recojan la gasolina para ponerla en algún lado, ese es el trabajo más peligroso dentro de dicha práctica”, explicó.
Al abordar los distintos tipos de ordeña o “huachicoleo”, destacó que los grupos organizados para robarse la gasolina y el diésel emplean recursos y tecnología para abrir los ductos y extraer el combustible, a grado tal que llegan a tener las características de una toma legal.
“En realidad no hay una forma de ordeña, hay muchas formas, desde la más rudimentaria a pico y pala, hasta las formas más sofisticadas en donde pareciera que fuera un punto de distribución propio de la red de ductos. Cuando estamos hablando de que el crimen más organizado, que además es el principal problema de la ordeña, entra en el ducto, entra con otro tipo de tecnología más avanzada y con mayor seguridad y, entre menos organizada está la gente y con menos recursos pues ellos llevan mayor peligro en esta actividad”, comentó.
De igual modo, en medio de la situación que se está viviendo por el cierre de los ductos y la dificultad que han tenido y tienen miles de usuarios para adquirir gasolina en algunas entidades, se ha hecho común ver a personas transportando la gasolina en diferentes recipientes, con los riesgos que ello conlleva. “Un mal manejo dentro y fuera de las refinerías, en un pozo petrolero, en cualquier punto es peligroso, incluso en una gasolinera, hay una serie de normas en una gasolinera que nos dicen no prendas cerillos, no hables por teléfono, etcétera, nada que pueda detonar alguna flama y que aquello explote”.
El Director Nacional de Energía e Ingeniería Civil de UVM explicó que aproximadamente 80% de la distribución de gasolinas, diésel, turbosina y otro tipo de hidrocarburos en nuestro país, se realiza a través de ductos. Detalló que la extensa red de ductos en México mide un poco más de 68 mil km. “Esto equivale como a 1.8 vueltas a la Tierra en el punto mayor que es el Ecuador”.
Aproximadamente 92% de esta red es terrestre y el resto está en el mar; dependiendo el uso y el volumen de sustancia que transportan, los ductos pueden ser de distintos anchos, desde 2 hasta 50 pulgadas, explicó.
Mencionó también que, de manera general, existen dos tipos de ductos, los de recolección y distribución; los primeros llevan los hidrocarburos, por ejemplo, el petróleo, a los puntos de transformación, como pueden ser las refinerías y algunos complejos petroquímicos, donde son convertidos en combustibles de uso común. Los segundos, los ductos de distribución, llevan productos terminados o para otro subproceso a los puntos de abasto y son precisamente estos los más atacados, dijo.
“Principalmente en lo que se han centrado los ataques es en los ductos que llevan gasolina, especialmente gasolina y diésel, esos productos vienen a través de oleoductos, oleogasoductos y en poliductos, dependiendo la zona”, explicó.
También comentó que Pemex cuenta con tecnología de avanzada en el monitoreo de todos sus ductos y que de emplearse de manera eficiente y oportuna para los fines con que fue desarrollada e instalada, puede contribuir de manera importante a proteger la transportación de los combustibles a través de los ductos.
“Pemex cuenta con tecnología suficiente para el monitoreo de lo que está pasando en los ductos y el principio es muy sencillo y tiene que ver con la presión, la cantidad y el volumen de los energéticos de los combustibles que pasan por el ducto; entonces hay mediciones cada equis punto y se tienen los sensores, se tiene toda la instrumentación necesaria en los ductos para poder determinar en las válvulas y en los puntos de corte, cuánto llega, cuánto sale del otro, etcétera.
“Entonces, sí se cuenta con el sistema de monitoreo, lo que es importante es que ese sistema de monitoreo se esté utilizando de manera eficiente y sobre todo que emita las alertas necesarias en el menor tiempo posible para que se pueda actuar en consecuencia”, afirmó.
Finalmente, desde su experiencia, De Alba Mora consideró que el desabasto de gasolina sufrido por los usuarios en los puntos de venta no se debe a falta de producción de hidrocarburos o a reducción en la importación.
“La producción de hidrocarburos ha permanecido constante en los últimos tiempos igual que la importación de hidrocarburos, especialmente de gasolinas; el desabasto que se llegó a tener en los puntos donde la gente carga su gasolina, considero que se debe únicamente al cambio que se tuvo en el medio de distribución de transportación y distribución de la gasolina. Aproximadamente el 80% de la distribución de gasolinas diésel, turbosina y otro tipo de hidrocarburos se da a través de ductos”, dijo.
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