El caso de las autodefensas en Michoacán puso foco al tema de los Mandos Únicos policiales en diferentes estados de la República mexicana, principalmente por el levantamiento de los grupos civiles que se denominaron de autodefensas para combatir la impunidad y abuso de la delincuencia organizada y el narcotráfico.
Desde el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), surgió la propuesta de creación de un Mando Único de Policía, es decir, un modelo policial en las entidades federativas, donde los estados absorbieran las capacidades policíacas de los municipios para integrar un solo cuerpo, con mejor coordinación. De entonces a la fecha 26 estados comenzaron a trabajar en la formación de mando único.
El gobierno de Enrique Péña Nieto retomó esta herencia de Calderón, el formato de Mando Único Policial, principalmente por las circunstancias de violencia en las diferentes entidades de México, y por considerarlo como una opción para contrarrestar la inseguridad.
La efectividad de este esquema para afrontar el problema de inseguridad en estados sometidos por la guerra contra el narco se ha puesto a prueba principalmente en el estado de Michoacán, donde grupos de civiles tomaron las armas para hacer justicia ante la “incapacidad” de la policía municipal y estatal, como lo argumentaron los denominados grupos de autodefensas.
Más allá de ser o no una certera medida, el esquema de Mando Único Policial puede tener diferentes caras. Sobre algunas de sus ventajas y desventajas se refiere el Mtro. Jorge Contreras, docente de la Universidad del Valle de México, Campus Guadalajara:
“Una policía estatal depende del gobierno estatal, mas no tiene una superioridad jerárquica sobre las policías municipales con las que convive, sino que únicamente puede ejercer funciones de prevención y auxilio en todo el territorio de un estado. El mando único implica la fusión de las policías municipales con la estatal en una sola fuerza que depende directamente del poder ejecutivo de la entidad federativa, lo que las desliga de las autoridades municipales, que muchas veces no cuentan con los recursos para preparar, organizar y mantener sus propias fuerzas policíacas, ni mucho menos su capacitación”.
Con esto, asegura, se evitan desigualdades en equipamiento, recursos y medios de una corporación policiaca municipal respecto a otra. También el esquema único supone la coordinación entre ellas, ya que un solo mando permite un mejor control y funcionamiento enfocado a un objetivo.
Legalmente, agrega, “esto se encuentra respaldado por el hecho de que el poder ejecutivo estatal (los gobernadores), siempre ostentan el mando de las fuerzas de seguridad en el lugar en el que se encuentran”.
¿Será el Mando Único Policial la estratégica para debilitar la delincuencia organizada?
El Mtro. Martín Salvidea, Coordinador Derecho en UVM Campus Tlalpan afirma que ese sistema funcionará cuando, además de un mando único, se siga con la adecuada dotación de recursos para el funcionamiento de la policía y su profesionalización. “Urge una modificación de los métodos y técnicas policiacas, así como a la tajante división entre policía preventiva e investigadora a fin de lograr también un adecuado desempeño de las tareas de persecución, prevención e investigación del delito y su erradicación, adoptando estrategias y métodos avanzados y científicos”.
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