Entre las medidas que pueden contribuir a disminuir las cifras de Labio y Paladar Hendido (LPH) en México, una malformación que a pesar de ser prevenible prevalece entre la población, están el empleo de ácido fólico antes del embarazo, y una rica y adecuada alimentación con proteínas, vitaminas y minerales, comentó el Dr. Edgar García Rojas, Profesor de Tiempo Completo de Investigación en la Escuela de Ciencias de la Salud de la Universidad del Valle de México Campus Villahermosa.
El médico docente recordó que consumir ácido fólico antes del embarazo, -un donador de carbonos que interviene en la biosíntesis de purinas y pirimidas esenciales en la formación de ADN, proteínas y lípidos-, además de iniciar en embarazo en edades óptimas, tener una ingesta de proteínas de 15 y 25% del aporte calórico total, incluir ácidos grasos poliinsaturados, ácidos linoleico y linolénico -se encuentran en productos como yema de huevo, carne, pescado, mariscos y aceite de semillas-, son factores que pueden ayudar a que no aparezca la malformación de LPH.
Además de lo anterior, explicó el Dr. García Rojas, los alimentos ricos en carbohidratos completos como almidones y fibra, ingesta de hierro de 27 mg/al día, aporte de calcio extra por alimentos lácteos y no solo por suplementos medicamentosos además de vitaminas y minerales, son medidas para disminuir la estadística de personas con LPH.
El estudio Panorama Epidemiológico de Labio y Paladar Hendido en México, publicado en la revista Cirugía Plástica y, presentado en el XIV Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Labio y Paladar Hendido y Anomalías Craneofaciales, A.C., en Puebla en 2015, hace referencia al contexto en el que se encuentran los casos de LPH a nivel nacional y una revisión de siete años previos a la publicación del artículo sobre los reportes emitidos por la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud (DGESS). Cabe mencionar que en dicho estudio también participaron los doctores José Francisco Arévalo Campos e Hidemí Aguilar Mariscal.
El Doctor García Rojas explicó que la prevalencia de LPH encontrada en dicho estudio aún se mantiene, pues al 22 de junio del presente año se han reportado 325 casos en el Boletín epidemiológico por la Dirección General de Epidemiología, cifra que representa alrededor de la mitad de los casos 729 casos registrados en 2018 a nivel nacional.
Sin embargo, y aunque la malformación de Labio y Paladar Hendido puede ser prevenible si se tienen los debidos cuidados, el docente de UVM Campus Villahermosa acotó que la población de estrato socioeconómico bajo, muy probablemente no puede solventar los gastos que este tipo de alimentación representa o incluso la ingesta de suplementos, lo cual genera condiciones que favorecería la aparición de esta deformidad congénita. De igual modo, puede influir el insuficiente número de personal en salud en algunas regiones y la poca cultura de la prevención entre poblaciones.
“En algunas zonas de la república mexicana, el bajo número de personal de salud contratado no logra solventar a toda la población que requiere atención, donde es sustancial la promoción a la salud y concientización en la comunidad de la importancia de la atención preventiva; lo que en ocasiones provoca que sea difícil cambiar los paradigmas que tienen las zonas rurales, cuyos habitantes, en la mayoría de los casos, solo acuden a la atención médica para un tratamiento y no para orientación o prevención”, señaló el médico docente.
Así como hay medidas para disminuir las cifras de LPH, hay diversas teorías que han hecho énfasis en otros múltiples factores que pueden intervenir en su aparición, como la presencia de plomo, la contaminación atmosférica, intervención farmacológica, enfermedades durante el embarazo, etc.
En los hallazgos del estudio del Dr. Edgar García y sus colegas José Francisco Arévalo e Hidemí Aguilar, se encuentra que en los meses de marzo y julio se presentaron mayor incidencia de LPH en el 2015, rebasando los casos considerados como meses alarmantes, vinculando con la teoría estacional y la concepción del sujeto.
Entre las posibles causas de este fenómeno, indica el doctor, se observa un incremento de infecciones respiratorias, temporada en la que hay ingesta de antiinflamatorios y antibióticos. Además, durante la gestación, en temporadas previas al nacimiento se registran climas calurosos en algunas regiones del país, lo que puede provocar la formación de gases que se desprenden de productos químicos usados en el hogar y que han mostrado afinidad con las alteraciones del tubo neural, como el Dicloruro de propileno, el cual se emplea para la elaboración de esmaltes de uñas; el cloruro de etilo, usado en fármacos que se usan como anestésicos locales como el traumazol, o bien, el plomo, que se encuentra en algunos productos de baja calidad.
“En un ambiente cerrado estos vapores pueden ser inhalados inadvertidamente por las madres embarazadas, lo que refuerza la teoría en la presentación de los casos de Labio y Paladar Hendido”, manifestó el docente.
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