• Estudio de Médico Docente de UVM Campus Veracruz, demuestra que la Tamsulosina reduce la severidad y mejora calidad de vida de la Hiperplasia Prostática Benigna.

Veracruz, Ver., 03 de septiembre de 2019.- Los bloqueadores alfa-adrenérgicos, son una buena opción para mejorar la Hiperplasia Prostática Benigna (HPB), al ser el padecimiento urológico más frecuente en hombres mayores de 50 años, ya que sus síntomas afectan su calidad de vida, comentó el médico docente de la Universidad del Valle de México Campus Veracruz, Dr. Félix Guillermo Márquez Celedonio.

El estudio Efecto de la Tamsulosina en la calidad de vida de pacientes con Hiperplasia Prostática Benigna, publicado en la revista Sanidad Militar, en el que participaron también los doctores Rosalba García Landaverde, Mario Silva Palomares y Josué Elí Villegas Domínguez, demuestra que la Tamsulosina reduce la severidad de los síntomas y mejora la vida en la HPB después de administrarla durante tres meses a pacientes de 45 a 75 años de edad. La tamsulosina es un fármaco bloqueador alfa adrenérgico utilizado para el manejo de la hiperplasia prostática benigna desde hace tiempo, cuya efectividad fue revisada por los especialistas en esta investigación, encontrando resultados positivos.

De acuerdo con el Dr. Félix Guillermo Márquez, la HPB es el aumento de volumen progresivo y permanente de la glándula prostática que conduce a la presentación de síntomas irritativos y obstructivos del tracto urinario inferior; la evolución de la enfermedad y el aumento de la retención urinaria que provoca e incrementa el riesgo de disfunción renal, infecciones y afectación de las áreas emocionales y sociales del individuo en detrimento de su calidad de vida.

“Nuestros hallazgos muestran que en pacientes con HPB, el tratamiento con el bloqueador alfa-adrenérgico uroselectivo tamsulosina, mostró mejoría significativa de los síntomas moderados o severos del tracto urinario inferior y de la calidad de vida medida con el International Prostate Symptom Score (IPSS) después de tres meses de tratamiento y en la calidad de vida global”, comentó el médico docente de UVM Campus Veracruz.

El estudio demostró que la Calidad de Vida Relacionada con la Salud de pacientes con Hiperplasia Prostática Benigna mejoró significativamente dentro de los primeros tres meses de iniciado el tratamiento con tamsulosina, refiriendo 88% de los pacientes que se encontraban más bien satisfechos o muy satisfecho, especialmente reflejado en sus actividades diarias.

La tamsulosina es un fármaco bloqueador alfa adrenérgico utilizado para el manejo de la hiperplasia prostática benigna, es un uroselectivo porque solo actúa a nivel del aparato urinario; su principal efecto es mejorando el flujo urinario y la micción que se encuentra reducida y alterada en el paciente con Hiperplasia Prostática; síntomas como reducción del chorro de la orina, incontinencia urinaria, nicturia (aumento de la frecuencia de las micciones durante la noche), polaquiuria (aumento de frecuencia de micciones de cantidad escasa o reducida), son mejorados con el tratamiento, pero también son síntomas que afectan la calidad de vida del paciente.

El docente de UVM Campus Veracruz dijo que la HPB, es un padecimiento relacionado más con el envejecimiento; la próstata aumenta de tamaño a lo largo de la vida, de forma más notaria a partir de los 40 años. No es grave, en el sentido de que ponga directamente en riesgo la vida del paciente; pero sí un padecimiento progresivo que puede llevar a la necesidad de una cirugía. Si no se atiende sus complicaciones sí pueden ser graves, especialmente problemas renales secundarios a infecciones recurrentes y la obstrucción urinaria.

Sin embargo, dijo que la Tamsulosina sola o combinada con otros medicamentos como finasterida, pueden mejorar sustancialmente los síntomas de la enfermedad y evitar su progresión, pero no la desaparecen. Si la obstrucción que provoca es muy importante se tendrá que extirpar quirúrgicamente la próstata.

El Dr. Félix Guillermo Márquez, dijo que los docentes de UVM Campus Veracruz que participaron junto al equipo médico del hospital (Dra. Rosalba García Landaverde y Dr. Mario Silva Palomares), aportaron al estudio el diseño de la intervención experimental, análisis, interpretación de los datos recolectados de las mediciones, seguimiento clínico de los pacientes y elaboración del manuscrito para su publicación.

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