• Las plataformas, aplicaciones y redes sociales permitieron la comunicación y dar continuidad a la vida cotidiana.
  • Algunas consecuencias de su uso excesivo son agotamiento laboral y que la privacidad se haya visto vulnerada.

Aunque ante el encierro impuesto por el COVID-19 las plataformas para videoconferencias y para trabajar, las aplicaciones y las redes fueron la salvación para mantener el bienestar de la población y dar continuidad a la vida cotidiana, es momento de establecer límites, revalorar el tiempo y ser más cuidadosos con la información que se expone para mantener la salud mental y la integridad personal, afirmó el Psicólogo y académico de la UVM Campus Puebla, Omar García Jane.

El también Coordinador del Centro de Educación y Desarrollo Humano de Campus Puebla señaló que entre los principales problemas en salud mental a los que se ha enfrentado la sociedad durante la contingencia sanitaria es, por un lado, el incremento del agotamiento laboral o síndrome de burnout, como consecuencia de horarios ampliados y carga laboral asociados por el home office o trabajo remoto, mientras que, en las relaciones sociales la vulnerabilidad de la privacidad, debido al exceso de información que se expone a través de redes sociales y por la geolocalización y la disponibilidad digital permanente debido a la falta de límites y acuerdos. 

Agregó que recibir alertas a través de distintas aplicaciones durante todo el día e incluso durante gran parte de la noche ha provocado que los individuos generen estrés, incremente el desgaste tanto físico como emocional y que disminuya la productividad laboral 

García Jane señaló que esta fatiga ha llevado a situaciones como depresión, suicidio y abandono de labores, en donde entre los factores que se han observado es la transgresión de los límites en los horarios. Como se sabe en México se emitió la norma 035 para prevenir el síndrome de burnout, la cual establece que las empresas deben generar acciones para prevenir el desgaste ocupacional, sin embargo, es deber de cada trabajador establecer acuerdos, prioridades y límites para hacer valer este derecho. 

Límites en la esfera social

Respecto a la esfera social, advirtió que es importante entender que el exceso de información puede provocar algún tipo de violencia digital y poner en riesgo la integridad, tanto de sí mismo, como la de sus seres queridos, sobre todo para un grupo de población joven. El psicólogo García Jane recordó que de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2020, en México, 75% de la población de 12 años y más utilizó Internet en cualquier dispositivo en el periodo comprendido entre julio y noviembre de 2020, en el cual 21% de los participantes declaró haber vivido alguna situación de acoso cibernético, siendo los adolescentes y jóvenes los más expuestos.

Si bien la pandemia no detonó esta serie de problemas, sí las intensificó un poco, es decir, aquellas personas que antes de la pandemia mantenían acciones conflictivas en interacciones tanto familiares, afectivas o laborales, durante el encierro se pudieron haber potenciado esos problemas intrapersonales, mientras que aquellas situaciones depresivas se intensificaron, añadió el Dr. Omar García.

Ante el uso prolongado y permanente de la comunicación y el uso de plataformas digitales, es necesario revalorar y priorizar el tiempo, la disponibilidad para cada asunto en la vida de las personas y tener claro que es necesario encontrar un balance entre la vida laboral y personal. 

“Los límites son esenciales en cualquier vínculo social, ya sea laboral, social o de pareja. Considerando que todo exceso es negativo, es sano hacer una pausa para generar acuerdos en donde se declare qué es lo que se espera, qué es adecuado y qué no, lo cual le permite  al individuo tranquilidad y evita el estrés, cuando no tienes claro estos límites siempre se pueden generar conflictos”, dijo. 

En tanto, en las relaciones afectivas, saber en qué punto te sientes agotado de tener que estar en comunicación constante, por ejemplo, en redes sociales. Promover la confianza, comunicación, respeto, compartir valores, permitir que la persona pueda desarrollarse, puede permitir que la tecnología una a las personas, tenerlos cerca de alguna manera, sentirse acompañado y mantener mejor comunicación; pero si la relación no está fundada en el respeto a la libertad de la persona y la confianza, puede caer en la vigilancia extrema e incluso ocasionar hostigamiento, advirtió el especialista. 

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