Ciudad de México, 12 de febrero de 2019.- Actualmente, los dispositivos móviles, llámese teléfonos celulares o tablets, son creados con minerales que se extraen de minas de la República Democrática del Congo, país rico en recursos naturales, principalmente cobalto, cobre, uranio, oro, diamantes, casiterita, coltán y estaño.

De acuerdo con el profesor Guillermo Álvarez Peralta, quien imparte clases en la Universidad del Valle de México Campus Roma, la extracción de los minerales citados causa numerosas muertes en aquel país africano, por lo que considera necesario no solo concientizar a la sociedad sobre la importancia de crear una demanda por productos libres de conflicto, sino que las propias empresas de tecnología busquen materiales que sustituyan a esos minerales naturales, en este caso, al cobalto, uno de los principales para la fabricación de los dispositivos móviles.

“Si bien la tierra nos brinda recursos minerales naturales, para hacer uso de ellos existe un problema: la gente es quien los extrae. Los gobiernos arrebatan a la gente esos minerales, por tal motivo mueren miles de personas al año. Debe haber materiales sustitutos, las empresas productoras de tecnología deberían tener un departamento de investigación que busque otra tecnología que no cause problemas y que no sea motivo de batallas y guerras”, señaló el docente.

El experto en Tecnologías de Información, dijo que en México lamentablemente no existen instituciones que utilicen materiales distintos a los ya señalados en la fabricación de dispositivos móviles. “México es un país que es más comercializador que productor; la mayoría de la tecnología nos llega de otros países, por ejemplo, China, Singapur y Estados Unidos”, señaló.

Indicó que regularmente el usuario no sabe de dónde provienen los materiales con los que se fabrican los dispositivos móviles. De 100 personas, agregó, solo 10 sabrían la respuesta. “Desafortunadamente el usuario está cada vez menos involucrado, solamente le interesa adquirir el dispositivo tecnológico más avanzado que existe, no hay una cultura de investigación para saber de dónde provienen esos recursos”, mencionó.

Para solucionar esta situación, comentó el docente de UVM Campus Roma, se necesita crear una demanda de productos libres de conflictos; generar una campaña a nivel nacional para hacer conciencia entre la sociedad, entre las autoridades, entre los líderes de opinión, sobre los conflictos que hay detrás y sobre los daños al medio ambiente que se ocasionan por utilizar esas tecnologías.

El profesor Guillermo Álvarez señaló que él realiza una investigación denominada Tecnología Libre de Conflicto, que forma parte de una campaña de la ONG ALBOAN para dar a conocer la conexión que existe entre los móviles, tablets y ordenadores y la guerra en el Este de la República Democrática del Congo. Al mismo tiempo, plantea propuestas de colaboración al alcance de la mano para contribuir a terminar con la violencia.

La campaña de ALBOAN tiene cuatro procesos, el primero es difundir la información de lo que sucede en el Congo; segundo, hacer una donación económica para que las personas tengan una paga por la extracción de recursos y puedan ser apoyados en alimentación y vestido; tercero, difundir la información entre estudiantes, académicos, usuarios que compran dispositivos tecnológicos y, cuarto, reciclar el celular.

“Si nosotros, que tenemos tecnología, por ejemplo, celulares, y los pudiéramos someter a un depósito específico de tecnología obsoleta, se podrían reutilizar o las pequeñas partes con que están hechos, así ya no se tendrían que fabricar nuevamente, sino sería una reutilización de dispositivos como tal”, comentó.

Finalmente, el docente de UVM Campus Roma dijo que la venta de dispositivos móviles es muy rentable en México y en todo el mundo, de hecho, son las empresas tecnológicas las que más ganancias obtienen de artículos móviles.

El profesor Álvarez mencionó que el costo de producción de un dispositivo del año 2018, es aproximadamente de mil 300 pesos; la comercialización, la mercadotecnia hace que se incremente su precio, al igual que el pago de impuestos para que estos ingresen al país y sean vendidos.

“Si le sumamos lo que el comercializador le aumenta como ganancia, el dispositivo, dependiendo de la marca y el modelo, puede incrementarse 500, mil pesos, inclusive hasta 2 mil pesos más que puede ser el mismo costo de producción”, concluyó.

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